Espionaje a través de móviles apagados: mito y realidad

Ultimamente suelen escucharse historias sobre ciertos políticos que durante las reuniones importantes no solo apagan el teléfono móvil, sino que además le extraen la batería. Al parecer hay mucha gente convencida de que las agencias gubernamentales y la policía pueden utilizar el móvil para espiar a sus titulares aun cuando el aparato se encuentre desconectado. Antes de hacer afirmaciones categóricas o poner el grito en el cielo por la ignorancia tecnológica de algunos es necesario detallar la cuestión. No todo es tan simple como parece, y tampoco tan complejo. El temor de estos personajes -ya esté motivado por una conciencia intranquila o por la sana desconfianza democrática- no resulta del todo gratuito.

Un teléfono móvil desconectado, aun disponiendo de la energía suministrada por la batería, no puede ser utilizado como transmisor de voz ni como grabadora. Para ello es necesario que estén activadas las funciones correspondientes, y esto solo sucede cuando la CPU del dispositivo (un microprocesador especialidado en el control de teléfonos móviles) arranca, carga el sistema operativo y ejecuta las rutinas de software que permiten funcionar a los diversos subsistemas de voz, interfaz de usuario, codificación GSM, transmisión con la centralita, gestión de memoria disponible en la RAM y la tarjeta de datos, etc. En otras palabras: resulta altamente improbable que un teléfono pueda transmitir la voz de su propietario y sus posibles compañeros de conjura cuando se encuentra apagado. Pero entonces, ¿por qué se le quita la batería?

Un teléfono desconectado no está del todo muerto. Parte de su circuitería -por ejemplo el reloj- sigue efectuando rutinas básicas. El propio usuario lo puede comprobar simplemente ajustando la alarma de su móvil para que suene dentro de cinco minutos y dejando después apagado el móvil. El aparato no dejará de cumplir su misión, a no ser que se le extraiga la batería o esta se encuentre totalmente agotada, quedando interrumpido el suministro de energía. De manera similar, las fuerzas del orden público no escuchan conversaciones a través de móviles apagados, pero sí pueden localizar su posición. Basta con enviar desde la compañía de teléfonos una señal de búsqueda desde las torres que dan cobertura a las diferentes celdas de la red. El dispositivo cuyo indicador coincida con el de la señal responderá con un eco delatando su ubicación en la celda respectiva.

Este sistema lo utiliza la policía en su operativa habitual contra la delincuencia organizada y el terrorismo. Ni qué decir tiene que carece de utilidad como medio de espionaje. Ni siquiera permite triangular la posición del objetivo, sino tan solo saber que este (o más propiamente dicho su terminal) se hallaba en un lugar indeterminado del territorio correspondiente a la celda cuando se efectuó la prueba. Su única utilidad reside en la aportación de medios probatorios para la investigación.

One Comment to “Espionaje a través de móviles apagados: mito y realidad”

  1. Interesante articulo.
    Un apunte. No son, en mi opinión, especialmente las policías o gobiernos los que se dedican con más asiduidad a espiar móviles. Son muchas las empresas que contratan servicios poco legales a ciertos especialistas que con aparatos de unos pocos miles de euros pueden hackear tu móvil y sacar toda la información contenida : emails, agenda telefonica, lista de llamadas, passwords, etc… un botín muy interesante para la competencia.
    Por lo que he oído (y por lógica pura), es en los congresos, charlas y demás eventos VIP presenciales donde echan sus redes estos «especialistas»… o simplemente paseando por las cercanías de tu empresa.

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